Extrañaba. De verdad, mucho, sin ocultarlo, sin miedo a lo que dijeran los demás o como lo juzgaran. Extrañaba despierto y dormido. Y soñando. Y soñaba con no extrañar e igual lo hacía, era cuando más le sucedía.
Cuando a veces trataba de borrar esa sensación de su mente, cerrando los ojos y tratando de pensar en cualquier cosa, era absolutamente en vano.
Extrañaba. Sin miedo, sin consuelo, sin problemas, sin palabras. Llenando hojas y espacios vacíos. Permaneciendo en silencio o hablando.
Extrañaba el todo y cada una de las partes.
Extrañaba en pequeños e ínfimos y en cuantiosos y considerables detalles. Extrañaba porque sí, ¿Por qué no? Extrañaba con convicción y a veces con escepticismo. Extrañaba con nombre y apellido. En mayúsculas o con minúsculas. En imprenta o en cursiva. Con determinación e indeterminación. Con exactitud e imprecisión.
Siendo lo más objetivo e imparcial como lo más subjetivo y personal que podía.
No reparaba en tiempos ni espacios, no había tiempos ni espacios. Extrañaba sin paralelos, sin fronteras, sin temor a equivocarse. Sin precedentes, como nunca nadie antes, sin lugar a dudas, en ningún rincón de la tierra, se había extrañado tanto de tanto extrañar.
Cuando a veces trataba de borrar esa sensación de su mente, cerrando los ojos y tratando de pensar en cualquier cosa, era absolutamente en vano.
Extrañaba. Sin miedo, sin consuelo, sin problemas, sin palabras. Llenando hojas y espacios vacíos. Permaneciendo en silencio o hablando.
Extrañaba el todo y cada una de las partes.
Extrañaba en pequeños e ínfimos y en cuantiosos y considerables detalles. Extrañaba porque sí, ¿Por qué no? Extrañaba con convicción y a veces con escepticismo. Extrañaba con nombre y apellido. En mayúsculas o con minúsculas. En imprenta o en cursiva. Con determinación e indeterminación. Con exactitud e imprecisión.
Siendo lo más objetivo e imparcial como lo más subjetivo y personal que podía.
No reparaba en tiempos ni espacios, no había tiempos ni espacios. Extrañaba sin paralelos, sin fronteras, sin temor a equivocarse. Sin precedentes, como nunca nadie antes, sin lugar a dudas, en ningún rincón de la tierra, se había extrañado tanto de tanto extrañar.
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Besos
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