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Mostrando las entradas de enero, 2016
Aquellas personas que nos salvan...  Cuando bajaba de las ruinas de Machu Picchu en enero de 2013, después de haber hecho un recorrido de todo el día y asombrado por todo lo que había visto lo hice muy rápido. Uno puede tomar un micro desde la entrada hasta la base del pueblo, Aguas Calientes, por, creo en ese momento algo así como 28 soles. No era una suma significativa pero lo cierto es que no había llevado mucho dinero, porque mi idea era sólo recorrer Bolivia. En mi primer destino, Uyuni, conocí un grupo maravilloso de amigos de los que no me separaría más en todo el viaje y quienes me animarían también a cruzar a Perú. Fue la mejor decisión que pude haber tomado y de la que no me arrepentiría en la vida. Subimos desde Aguas Calientes caminando en grupo y bajé solo. Había sacado mi entrada como todos los demás con ascensión al Machu Picchu, pero después de recorrer el tramo inicial hasta la puerta de las ruinas y la ciudadela misma estaba muy cansado. Se estaba p
Se me desgarra el corazón al releerme. Vuelvo a sentir el peso de cada una de aquellas palabras escritas. El sufrimiento que atravesaba mi vida hasta los huesos. Calaba hondo, de esos pesares que tardan años en irse de nosotros. Esas heridas que no cierran fácilmente. Vuelvo a encontrar también a alguien que era y ya no soy. Que en parte lamento haber perdido en el camino. Alguien que sentía mucho más, que podía expresarlo también mucho más. Eso siempre hace bien, libera. Siento sin embargo y aunque aún me duela que al final tomé buenas decisiones, que siempre me preguntaré cientos de cosas pero lo más sano fue haber hecho lo que hice. Que la vida continuó todos estos años y que tengo la certeza de haber dado todo.