Tiene 21 y está en segundo año de periodismo, y cuando le preguntan si le gusta la carrera afirma: “No sé si es a lo que me voy a dedicar el día de mañana, pero por ahí es el puente para escribir o hacer otra cosa”.
Nació un 19 de abril de 1985 en la
Capital Federal en el seno de una familia de clase media baja. Al año se mudó al Gran Buenos Aires, junto a sus padres a la localidad de Francisco Álvarez, a la altura de la parada Los palitos, nombre que sólo conocen los que allí han vivido o visitado a familiares o amigos, si iban en colectivo por supuesto.
Allí, según cuentan familiares y amigos vivió los mejores años de su vida. Las grandes fiestas de cumpleaños, su comunión, los festejos de fin de año con toda la familia unida, para su visión de pequeño, aunque años después se sorprendiera al enterarse que no era todo como a él le hacían creer.
La misma sorpresa que tuvo dos años después de mudarse a Capital, al regresar a su antigua casa alquilada, cuando se encontró frente a la pileta que el creía olímpica en su infancia, y en realidad no tenía más que un metro de profundidad y dos metros de largo por dos de ancho.
Al principio el cambio fue brusco. La gente no era tan amena y solidaria como en provincia ni tampoco podías saludar, ni tener buenos modales. Frases como buen provecho, o perdón disculpe, eran causales para que la gente pensara que la persona estaba loca o la mirara raro como si fuera de otro planeta.
El final de la primaria, 5°, 6° y 7° grado los hizo en dos escuelas diferentes. Y la secundaria en el Nacional Nº 10, José de San Martín, colegio que hasta el día de hoy recuerda con gran cariño, por la calidez de su gente y las cosas que vivió con ellos.
Su primer experiencia universitaria después de recibirse de bachiller fue en la UBA. Allí no recorrió más que tres meses por los pasillos de la facultad de Filosofía y Letras, donde sin éxito y una gran desilusión, intentó en vano, cursar el primer trimestre del CBC para Ciencias de la Comunicación.
Mientras tanto, consiguió también el trabajo en el que ya lleva tres años desempeñándose como auxiliar de biblioteca en la universidad Maimónides. Con un año de estudio perdido, y sin ninguna decisión tomada, su prima averiguó la propuesta académica de Tea y conforme con ella, lo incentivó y convenció para que se anotara.
Hoy después de no tener un buen año, desaprobar materias de segundo, y a que el sistema del terciario no le reconoce las materias que aprobó, debe recursarlas todas de nuevo.
Sin embargo reconoce que informar y poder ser los ojos de la persona que no puede presenciar los hechos, es una de las cosas que más le apasionan.
Nació un 19 de abril de 1985 en la
Capital Federal en el seno de una familia de clase media baja. Al año se mudó al Gran Buenos Aires, junto a sus padres a la localidad de Francisco Álvarez, a la altura de la parada Los palitos, nombre que sólo conocen los que allí han vivido o visitado a familiares o amigos, si iban en colectivo por supuesto.
Allí, según cuentan familiares y amigos vivió los mejores años de su vida. Las grandes fiestas de cumpleaños, su comunión, los festejos de fin de año con toda la familia unida, para su visión de pequeño, aunque años después se sorprendiera al enterarse que no era todo como a él le hacían creer.
La misma sorpresa que tuvo dos años después de mudarse a Capital, al regresar a su antigua casa alquilada, cuando se encontró frente a la pileta que el creía olímpica en su infancia, y en realidad no tenía más que un metro de profundidad y dos metros de largo por dos de ancho.
Al principio el cambio fue brusco. La gente no era tan amena y solidaria como en provincia ni tampoco podías saludar, ni tener buenos modales. Frases como buen provecho, o perdón disculpe, eran causales para que la gente pensara que la persona estaba loca o la mirara raro como si fuera de otro planeta.
El final de la primaria, 5°, 6° y 7° grado los hizo en dos escuelas diferentes. Y la secundaria en el Nacional Nº 10, José de San Martín, colegio que hasta el día de hoy recuerda con gran cariño, por la calidez de su gente y las cosas que vivió con ellos.
Su primer experiencia universitaria después de recibirse de bachiller fue en la UBA. Allí no recorrió más que tres meses por los pasillos de la facultad de Filosofía y Letras, donde sin éxito y una gran desilusión, intentó en vano, cursar el primer trimestre del CBC para Ciencias de la Comunicación.
Mientras tanto, consiguió también el trabajo en el que ya lleva tres años desempeñándose como auxiliar de biblioteca en la universidad Maimónides. Con un año de estudio perdido, y sin ninguna decisión tomada, su prima averiguó la propuesta académica de Tea y conforme con ella, lo incentivó y convenció para que se anotara.
Hoy después de no tener un buen año, desaprobar materias de segundo, y a que el sistema del terciario no le reconoce las materias que aprobó, debe recursarlas todas de nuevo.
Sin embargo reconoce que informar y poder ser los ojos de la persona que no puede presenciar los hechos, es una de las cosas que más le apasionan.
Comentarios
me alegro mucho de haberte conocido y brindo por esta nueva amistad...
te quiero neneeeeee
muaa
Cami
escribis re bien hdp
yo tmb quiero escribir asi
GRACIAS por tus consejos tenes mucha razon en mucho q decis GRACIAS por hacerme reir tanto, GRACIAS pq no puedo irme a d la facu sinpasar por biblio a chusmearte
TE QUIERO muchisimo!!!
Creo que estamos pasando por un mismo mambo...
Te quiero mucho primo, sabés q contás conmigo!
Besote grande!
Agus...
=]
Que pasa contigo???
usted maneja el arte de lo kitsch con una maestría inusual.
pareciera que le sale así sin darse cuenta.
saludos!