Volver a casa si no estás, y escuchar el silencio de un invierno que se va. Silencio largo y oscuro que termina en mañanas que apenas veo al caer rendido sobre mi cama. Noches que mueren como yo, lentamente y con un dolor punzante cuando pienso en nosotros, cuando fuimos nosotros. En los espacios que llenábamos juntos mientras aquí habitaron sueños compartidos. Esos que se hicieron trizas después de las últimas palabras, las explicaciones de las explicaciones y cuando ya no había vuelta atrás.
Noches amargas en las que las introspecciones son moneda corriente y los autorreproches una daga que atraviesa mi pecho y revuelve mis entrañas en una suerte de juego macabro y cínico.
Noches de alcohol y de llanto contenido que se expresa con fuerza cortándome el aliento.
Intento morir de pie como los árboles en el bosque, azotados por las inclemencias climáticas y casi no consigo levantarme de la cama para empezar de nuevo.
Es en vano, aunque escuche tu mensaje en el contestador una y otra vez diariamente como lo hice los últimos cuatro meses no vas a llamarme como si nada hubiera pasado para que hablemos de lo que nos hizo mal y cambiarlo. Para decirme que volvamos, que todo fue una confusión. Y me pregunto como hago para seguir, si cada vez que alguien toca el timbre o golpea a mi puerta espero que seas vos. ¿Cómo hago para borrar las imágenes que aparecen en mis sueños una y otra vez del momento en que te vas?
Hace dos meses que prácticamente no como y humor y mi esencia son sólo un recuerdo del que era por aquellos días que los rayos del sol inundaban nuestras ventanas.
No tengo nada más por lo que me interese entregarme por completo, darlo todo. No tengo visión de futuro y, para mi, nada hoy tiene solución, o por lo menos la que a mi me dejaría más tranquilo. La que me permitiría continuar, tener un porque o por vos un ojalá.
Comentarios
Adoro tu inspiración, me encantaría poder expresarme como vos lo hacés y escribir de la misma manera. :)
Te quiero mucho Fefito :)