Fui al Tigre al final como quería. Había hablado con mamá y Rubén el domingo para ir los tres juntos pero al final por un tema de plata decidieron quedarse. Así que me fui solo a desconectarme y a conseguir mis plantitas como lo había planeado desde un principio. La verdad es que me sentí bien, busqué sensaciones, sentí la naturaleza, el viento en la cara, el sonido y la frescura del agua del río, tuve los cinco sentidos alerta para no perderme nada. Esos eran los momentos que había ido a buscar. Y logré en parte lo que quería. No era lo que tenía pensado, en referencia a la cantidad de gente que había y el ruido. Más bien quería algo tranquilo, verde, viento, pájaros, armonía interior y escucharme. Sólo ocurrió en ocasiones durante el paseo en lancha y cuando me acerqué un momento a orillas del río y escuchaba la banda de jazz y me sentía en algún clásico bar de algún pueblo alejado de la urbe de los Estados Unidos y sin conocerlo, como si estuviera participando de alguna película. Por un instante me fui en cuerpo y alma de donde estaba parado, mientras miraba a algún punto perdido del Delta del Tigre.
Mientras recorría el Puerto de Frutos pensé en que era una pena que no hubieran querido venir, que era algo que hubiera sido lindo compartir, mientras reparaba en el murmullo a mi alrededor, tanta gente, en familia, novios, con amigos o solos, pero con alguien en su mayoría para poder hablar y decirle lo que a uno se le pasaba por la cabeza. Sin embargo me sentía bien por haber cumplido con la promesa que me había hecho. Pensé también que sería increíble poder hacer una escapada algunos fines de semana, aunque sea una vez cada quince días a algún lugar de ese estilo, donde pueda perderme y encontrarme, desconectarme.
Mientras recorría el Puerto de Frutos pensé en que era una pena que no hubieran querido venir, que era algo que hubiera sido lindo compartir, mientras reparaba en el murmullo a mi alrededor, tanta gente, en familia, novios, con amigos o solos, pero con alguien en su mayoría para poder hablar y decirle lo que a uno se le pasaba por la cabeza. Sin embargo me sentía bien por haber cumplido con la promesa que me había hecho. Pensé también que sería increíble poder hacer una escapada algunos fines de semana, aunque sea una vez cada quince días a algún lugar de ese estilo, donde pueda perderme y encontrarme, desconectarme.
Comentarios
Vos sí que sos escritor!!
La verdad es que tenés razon, hay momentos en los que no hay nada mas lindo que perderse para volver a encontrarse! A ver cuando publicamos un libro!
Besotes, q andes re bien! Voy a seguir leyendo!!
Jesy
pero dsp no escribist mas!!=(
BesoteS