Llueve afuera y adentro el silencio lo invade todo. Es medianoche y acaba de terminar el domingo. Estoy solo y acostado escribiendo estas lineas. La oscuridad es casi total, salvo por una breve luz que entra desde la ventana. Puedo escucharme, descubro un momento de tranquilidad lejos del ruido exterior, pero no el actual, el de siempre. Miro en mi y quiero más de esa quietud, acompañada de respuestas. Busco un equilibrio emocional, mental y físico. Quiero respuestas a miles de preguntas y quiero nutrirme de experiencias para superar errores y no caer nuevamente ante las mismas adversidades. Lucho contra mi todos los días, contra mis miedos, incertidumbres, mi ansiedad, y esta pelea, les juro, es la más difícil.
Este es un lugar al que vengo cuando me quiero olvidar del mundo. O tal vez acordarme de otras épocas, o proyectar hacia el futuro. Un espacio para dejarme llevar y expresarme tal cual soy. Para volar, viajar, y disfrutar de las maravillosas herramientas que nos da nuestro lenguaje, las palabras.