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Cielo estrellado


Miré al cielo y había miles de estrellas, casi las tenía a centímetros de la cara pero no podía verte. Me refregué los ojos con las dos manos para ver si mi vista me engañaba pero nada, e intenté de nuevo, y nada, entonces empecé a entristecerme. Siempre que te buscaba ahí aunque estuviéramos cerca o lejos te encontraba, porque para mí siempre brillaste con una luz diferente, una luz mucho más fuerte que las demás estrellas, las que te acompañaban, eso te hacía única y fácilmente identificable. Yo solamente miraba para nuestro lugar, por cierto, tu lugar, del que me dejaste formar parte, y sabía donde encontrarte. Pero esta vez, no había dudas, no estabas ahí. Seguramente si le preguntara a la gente, más de uno me diría que te vieron volar en un destello luminoso, atravesando la atmósfera, lo que otros llamarían estrella fugaz. Sin embargo yo prefiero tal vez, pensar que estás en otra galaxia, que otros firmamentos y quien sabe, porque no, otros ojos disfrutan de tu luz, radiante, plena, extraordinaria.
No me arriesgaría jamás a decir efímero, estaría mintiéndome a mi mismo, y ensuciando nuestra memoria juntos, nuestro pasado tan presente. Borraría cada paso del camino que hicimos de la mano para posiblemente, nunca más encontrar la forma de volver, las respuestas a tantas y tan profundas preguntas.

Comentarios

Balaoo dijo…
Fefito me llegó hasta el alma, sos un canto a la vida y al peronismo, te quiero mucho, pero de verdad, eh...
.....:::::Val* dijo…
Lindisimo escrito!
Julieta dijo…
Muy lindo blog ! diferente a otros que visito, y bellísimo el post..
Anónimo dijo…
que lo mediquen ya.
ah, no...
le quita seriedad a lo que el tipo escribío?.
un irrespetuoso
Juli. dijo…
Me encanto tu blog. te sigo
SEÑOR ESCLAVO dijo…
Me encanta mirar el firmamento nocturno!!...me hace volar!!

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Tiene 21 y está en segundo año de periodismo, y cuando le preguntan si le gusta la carrera afirma: “No sé si es a lo que me voy a dedicar el día de mañana, pero por ahí es el puente para escribir o hacer otra cosa”. Nació un 19 de abril de 1985 en la Capital Federal en el seno de una familia de clase media baja. Al año se mudó al Gran Buenos Aires, junto a sus padres a la localidad de Francisco Álvarez, a la altura de la parada Los palitos, nombre que sólo conocen los que allí han vivido o visitado a familiares o amigos, si iban en colectivo por supuesto. Allí, según cuentan familiares y amigos vivió los mejores años de su vida. Las grandes fiestas de cumpleaños, su comunión, los festejos de fin de año con toda la familia unida, para su visión de pequeño, aunque años después se sorprendiera al enterarse que no era todo como a él le hacían creer. La misma sorpresa que tuvo dos años después de mudarse a Capital, al regresar a su antigua casa alquilada, cuando se encontró frente a la pile