Fin de la jornada. Día 16 del mes. Día 4 de la semana. Jueves. Nada fuera de lo normal. 6 de la tarde. Voy convencido a ver una muestra fotográfica en Palermo a las 21 que, en realidad, es el miércoles 23, pero aunque para enterarme de eso hay tiempo: faltan casi 2 horas y media. Me tomé el subte y me adentré en la vorágine y la desazón cotidiana que se padece en la mayoría de los vagones de la empresa encargada del servicio en las horas pico. Estación Palermo, casi sin querer, por estar mirando a alguna mujer, me paso, pero bajé bien. Estoy relajado. Pregunto en un kiosco dónde es Gorriti y me indican, sin demasiada exactitud, sólo la dirección en la que debía caminar. Tomo por Godoy Cruz y camino sin saber cuantas cuadras me restan. Sin apuro y sin buscarlo me pierdo en el paisaje. Los árboles, las casas, el sonido del tren a mi derecha. Saco fotos que guardo en mi memoria, esas que quedan muy grabadas porque uno las está viviendo. Hago muchas capturas y diferentes tomas. Establezco ...
Este es un lugar al que vengo cuando me quiero olvidar del mundo. O tal vez acordarme de otras épocas, o proyectar hacia el futuro. Un espacio para dejarme llevar y expresarme tal cual soy. Para volar, viajar, y disfrutar de las maravillosas herramientas que nos da nuestro lenguaje, las palabras.