Tuvimos una charla ayer, de esas que no se tienen desde hace muchísimo tiempo con alguien a quien uno apreciaba. Recordamos sólo algunas pocas cosas y el resto de la conversación telefónica transcurrió entre tu vida y la mía. Sus complicaciones y placeres. Quedamos en vernos, a lo mejor mañana y, si no, pronto, en estos días, junto a otros compañeros o amigos en aquel momento. Y, de repente, inmediatamente después de que cortamos e incluso esta mañana, me puse a pensar que aquellas eran otras épocas, y que felices que eran. Ibamos a la secundaria, volvíamos a nuestras casas, salíamos el día de la semana que se nos ocurriera y, empezando el viernes, los fines de semana no parábamos hasta el domingo. ¡Qué manera de divertirse, de no considerar tiempos, espacios, de ser y sólo ser! Los mismos que somos hoy, aunque, ahora, tal vez, un poco más apagados, con más responsabilidades, pendientes de crearnos un futuro, o pensando en estabilidades. En ese momento el futuro era lejano, el present...
Este es un lugar al que vengo cuando me quiero olvidar del mundo. O tal vez acordarme de otras épocas, o proyectar hacia el futuro. Un espacio para dejarme llevar y expresarme tal cual soy. Para volar, viajar, y disfrutar de las maravillosas herramientas que nos da nuestro lenguaje, las palabras.